Se hace difícil pensar en dos franquicias que tengan una identidad tan antagónica como los dos conjuntos que se están jugando estos días la final de la NBA. Algo de eso hay, más en espíritu que en forma, entre los dos históricos Lakers y Celtics, pero Miami y San Antonio también se podrían considerar polos opuestos hasta cierto punto.
San Antonio es el triunfo de un equipo, de un proyecto que muchos daban ya por acabado y que lleva más de una década demostrando su solvencia por encima de estrellas e individualidades. Bien dirigidos por los incombustibles Duncan, Parker y Ginobili y con Danny Green y Kawhi Leonard como secundarios de lujo. Sería mentir si dijeramos que Miami no es un conjunto perfectamente engrasado que funciona como un mecanismo de relojería, pero también es cierto que los focos iluminan el American Airlines Center como nunca desde que LeBron James , Dwayne Wade y Chris Bosh juegan juntos.
De momento, empate en una final que se presume muy larga e igualada. Ni los focos ni la sobriedad se imponen. La situación está en tablas, aunque sólo hasta esta noche.
Muchos se preguntan quién es la misteriosa silueta que se esconde tras el logo de la NBA. La respuesta es sencilla, uno de los mejores jugadores de baloncesto de la década de los 60 y los primeros años de los 70. Un anotador compulsivo que lideró a los Lakers durante muchos años y se convirtió en uno de los grandes aleros determinantes de todos los tiempos.
Corría el año 1969 cuando la Liga le pidió que fuera la imagen de la competición usando su silueta. El jugador angelino no puso problemas y así fue como pasó a la historia como un símbolo indeleble. El hecho de coincidir con otras estrellas como Wilt Chamberlain, Jabbar, Bill Russell u Oscar Robertson le impidió conseguir el título de jugador más valioso de la temporada en su extensa carrera, pero lo compensó al ser el único que ha logrado el MVP de las finales estando en filas del equipo perdedor.
Nueve finales y una victoria en 1972 para Jerry West, un jugador que medio siglo después sigue siendo la imagen de una competición que le venera como a uno de sus ídolos.
Son incontables las rivalidades legendarias que se han generado en el mundo del deporte Ali- Frazier en el boxeo, Nadal-Federer en el tenis o Messi y Cristiano en el fútbol ¿Y si hablamos de baloncesto? Aquellos que crecieron en los 80 sabrán que 'Magic' Johnson y Larry Bird enamoraron a muchos aficionados al deporte de la canasta. Primero, rivales en el baloncesto universitario. Desde aquella final entre Michigan e Indiana en 1979 hasta el final de la carrera de estos dos mitos del baloncesto. Pero, de forma sorprendente, Magic y Larry no podían ni verse hasta que algo les unió y les convirtió en amigos: un anuncio televisivo.
Tal y como ambos protagonistas reconocenel documental 'Magic & Bird: A courtship of rivals' , un verano de 1985 y tras haber cultivado una intensa rivalidad dentro y fuera de las canchas, un anuncio de ropa deportiva construyó una amistad que aún dura a día de hoy.
Después de una intensa temporada, el hecho de juntarse con su máximo rival para grabar una pieza comercial no entusiasmaba ni mucho menos a Larry. Por eso, instó a la firma a que su grabación se produjera en su pueblo natal French Lick. El hecho de que la estrella de los Lakers se desplazara hasta una localidad perdida de Indiana podría suponer un triunfo para él y una piedra más en la enemistad entre los dos mejores jugadores del mundo en aquella época.
Nada más lejos de la realidad, 'Magic' se sintió como en casa aquél día. Conoció a la familia de Larry, jugaron al baloncesto y disfrutaron de aquello que les unía. "Aquél día conocí a Earvin Johnson; me cae bastante mejor que 'Magic' . Fue un día realmente bonito", admitió la estrella Celtic. Desde entonces su rivalidad no sobrepasó los límites de una cancha de baloncesto.
Relacionar la NBA con el mundo del marketing no es complicado. Cada jugador destacable de la liga tiene a muchas marcas siguiéndole la pista. Firmas, de ropa deportiva o zapatillas, de refrescos o ( en el caso de que se trate de una megaestrella) puede servir para dar imagen al producto que las marcas quieran.Pero si hablamos de un hombre-marca en la competición de baloncesto más grande del mundo, de alguien capaz de hacer subir las ventas de las compañías que le tengan en sus anuncios, la respuesta es sencilla: Michael Jordan.
El 'número 23' sigue siendo, a sus 50 años y una década después de su segunda retirada, una máquina de hacer dinero. Según datos que aparecen en 'NBAManiacs' en 2012 los ingresos por prestar su imagen ascendieron a una cifra aproximada de 80 millones de dólares, muy por encima del montante q otras estrellas en activo como LeBron James, Kobe Bryant o Dwight Howard, cuyos contratos publicitarios apenas superan los 50 millones de dólares en el mejor de los casos.
Nike, Gatorade y el resto de marcas que patrocinan al mítico escolta de los Bulls lo tienen claro. Aún queda bastante para terminar de 'exprimir' al verdadero hombre-anuncio del baloncesto norteamericano. Al hombre que todo lo que toca lo sigue convirtiendo en oro.
Los Houston Rockets y los Golden State Warriors no lucharán por ganar el anillo que reconoce al campeón de la NBA en esta temporada 2013. Ni siquiera se han clasificado para la final de la Conferencia Oeste, pero sus aficionados tienen más de un motivo para estar contentos. Han sido los dos equipos revelación de estos playoffs y tanto su presente como , sobre todo, su futuro se prevén cargados de éxitos.
Nadie daba un duro por el equipo tejano a tres días de comenzar la presente campaña. Se hablaba de reconstrucción en la franquicia y las 'quinielas' le situaban como uno de los peores equipos de la NBA. Sin embargo, un rayo de luz iluminó al equipo 'del espacio' con el fichaje de James Harden a escasos días de comenzar el curso. Con 'The Black Barba' en la cancha, Kevin McHale en el banquillo y un plantel de secundarios de lujo entre los que destacan Chandler Parsons, Jeremy Lin y Omer Asik, el futuro es suyo. Cuentan con buen margen salarial para fichar este verano y como sigan progresando adecuadamente, los rivales deben tener mucho cuidado con ellos la próxima temporada.
El futuro de los Warriors no es menos prometedor. En el conjunto de la bahía de San Francisco se ha destapado una de las estrellas de la NBA más rutilantes que se recuerdan. La explosión del 'cañonero' Stephen Curry como 'all -star' ha convertido al equipo dirigido de forma magistral por Mark Jackson en la sorpresa de los playoff y en el equipo con el que se han volcado gran parte de los aficionados al baloncesto de medio mundo. Una plantilla joven, pero que se comporta como un conjunto veterano que ha sido capaz de deshacerse de un equipo incómodo como los Denver Nuggets y que ha dado más de un quebradero de cabeza a los incombustibles San Antonio Spurs en las semifinales del Oeste.
El futuro pasa por San Francisco y Houston. Las dos 'estrellas invitadas' de la temporada regular y de las eliminatorias por el título que en tiempos venideros conforman dos de los proyectos más ilusionantes del próximo lustro.
